Revista 8 en formato accesible

Publicado: julio 25, 2013 en La revista

La Resistencia.
Buenos Aires, junio de 2013, número 8. I s s n número 2314-3797.
Facultad de Filosofía y Letras. UBA XXII. Centro Universitario Devoto.

Dibujo de tapa: Una persona sentada leyendo, con los brazos cruzados sobre las piernas. Dos libros abiertos frente a él.
Título: Educación, ¿derecho o privilegio? El código penal se saca insuficiente.

Página 2.
La Resistencia.
Editaron la publicación y/o acercaron material:
Matías Planes, Martín Balderrama, Dante Pierani, Luis Avelino Esquivel, Ruben Darío Luján, Maury Moreno Palma, Alexander Cuellar Berrocal, Sergio Muller, Jin Weixing, Eric David Vilte, Yonson Paul Patiño Bulla, Gustavo, Cesar Andieu Calle Castillo, Marcelo El Boli, Ayelén Pujol, Federico Gude, Ariel Polio, Gaston Darío Brossio, Diego Martín Romero, Horacio Senet, Rodolfo Klages, Gullermo J. L. Fernández Laborda, Cristian Alberto Cuevas, Juan Eduardo Castro, Maximiliano Zeballos, Maikel, Jaime Javier Francisco, Tomás Manoukian, Alejandro Schmied, Benjamín Damián Polio, Nicolás Zeballos, Gabriel Peyri, Carlos Gavarotto, Gaby Barrio, Juan Carlos Pérez, Pablo Pérez Brown, Romina Di Ranni, Lucio Lucchesi, Evelin Heidel, Antonella Gaudio.

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Ilustración de tapa: Juan Castro.

Ilustraciónes página 25: Cintia Romano.

¡Agradecemos especialmente a Romina Di Ranni y Lucio Lucchesi que atravesaron su pasantía en la Carrera de Edición con nosotros!

Esta publicación es producto del trabajo colectivo realizado en el marco del Taller de Edición de Publicaciones como parte de las actividades del Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras.

Copyright de la edición: Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2013.
Copyright de los textos: Sus respectivos autores.

Página 3.

SUTPLA. Y una vez se hizo la luz…

1° de mayo, día del trabajador.
Quizás me haya tocado así, o tenía que ser el que transmitiera junto con un par de locos más que estamos reclamando derechos, cuando la bandera que nos envuelve a todos los argentinos es la de los Derechos Humanos. Cuando uno tiene la desgracia de que le apliquen el Código Penal o Procesal en la Argentina (en la mayoría, o en la gran mayoría, de barrios bajos o excluidos) se paga con años de vida, con pérdida de familiares. Pero a su vez estos locos se despertaron y piden que se establezca lo que dice el Código, lo que dice la Constitución Nacional. No suena ilógico pensar que nos dimos cuenta de que hay mala voluntad en la repartición de riquezas. Tan solo para subsistir, no para enriquecerse, esa es nuestra lucha. Somos seres humanos que nos equivocamos, pero aprendemos si queremos. Gracias a todas aquellas personas que creen en nosotros y nos apoyan para seguir luchando. Que aquellos que se suman, sigan siendo transparentes. Para que a todos los que les toque pasar por este proceso aprendan que también tenemos derechos más allá del encierro.
Romano, Norberto (Maikel).
Vocal del SUTPLA (Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad).
Facebook: SUTPLA.

Páginas 4 a 7.

El código penal se saca insuficiente.
Guillermo José L. Fernández Laborda.
Opinión de los componentes de la Carrera de Sociología sobre por qué se debe legislar un nuevo Código Penal. Por qué apoyamos la normatización y el nuevo ordenamiento del Código Penal presentado por el Gobierno Nacional.

Dibujo que acompaña la nota: un sujeto armado con gorra que dice «PFA» encañona a un hombre con medio torso desnudo. El policía dice: «No te muevas» y el hombre: «Hijo de puta».

Gobierno de la “inseguridad”.
Los modos de pensar y gobernar la inseguridad se han modificado sustancialmente en los últimos años y es preciso vincular esos cambios a los que produjo la avanzada neoliberal ya que forman parte de un desarrollo conjunto. Las formas en que se piensa el delito y se lo aborda están estrechamente ligadas a los modos en que el neoliberalismo define y construye un tipo de Estado, de relación económica, política y social, en tanto esas series forman parte de un mismo proceso (Rangugni, 2004).
La política criminal se ha caracterizado por la centralidad de la pena como forma de gobierno de aquellos delitos que buscaban controlarse. Esto quiere decir que se ha buscado “gestionar” los delitos considerados intolerables a través de intervenciones reactivas, que se ponen en marcha una vez ocurrido el delito. El fracaso de las herramientas penales en la consecución de los objetivos declarados hoy no se discute; tampoco quedan dudas de la capacidad de las herramientas penales para gestionar diferencialmente los ilegalismos (Foucault, 1992), esto quiere decir que han estado siempre enfocadas al delito de los más débiles y han sido indiferentes respecto del delito de los poderosos.
Sin embargo, la privación de libertad como forma privilegiada de castigo atraviesa una crisis de legitimidad evidente. Desde argumentos de derecha como de izquierda la capacidad de la cárcel como forma idónea de gestión del delito ha sido denunciada: su ineficacia, su elevado costo, su inhumanidad, su violencia, su sinrazón. Desde uno u otro ángulo se ha coincidido en que no cumple con sus objetivos manifiestos.
Este “fracaso” de lo que podríamos llamar hoy una política tradicional de gestión del delito es mencionado como la causa de la transformación de las políticas del área. El argumento recurrente es más o menos el siguiente: al fracasar las herramientas conocidas debe apelarse a nuevas medidas que reemplacen o complementen las medidas “tradicionales”.

Medidas “proactivas” en la prevención de futuros delitos.
Estas nuevas medidas se diferencian de las intervenciones “reactivas”, siempre posteriores al delito, en tanto promueven formas “proactivas”, anteriores a la comisión del delito; poniendo el énfasis en injerencias extra-penales orientadas prioritariamente a la prevención, a evitar que el delito ocurra: Tal como se dijo las medidas punitivas han sido justificadas también en términos de prevención, en sus versiones general y especial. Insistimos, entonces, en la distinción entre intervenciones anteriores al delito, ex-ante, y aquellas que aparecen una vez que este ha sido cometido, ex-post (Scozzo, 1999), aunque ambas busquen evitar futuros delitos.
La criminología debe contemplar la batalla moral que libra el individuo con la anomia, con la alienación, con las desigualdades, con el deseo de poseer, con la necesidad de crearse a sí mismo luego de permanecer años detenido, privado de su libertad, transformado en un autómata disciplinado, si es que lograron quebrar su dignidad (en caso contrario quedan secuelas).
En los últimos quince años se manifiestan una serie de cambios de enorme magnitud en este campo (Feeley y Simon, 1995; Malley, 2005). A nivel general se destaca una clara “bifurcación” o “polarización” de la política de gestión del delito. De un lado las políticas penales “tradicionales”, del otro la nueva prevención.
Esta bifurcación no debe ser leída como consecuencia de la crisis del sistema penal, sino que debe ser vinculada con los cambios que introdujo el modelo social, económico y político que en nuestro país se consolida en la década del noventa.
El escenario argentino muestra con nitidez estas transformaciones. Durante los noventa, con mayor claridad en la segunda mitad de la década, se conformó un heterogéneo, pero nítido polo “proactivo”, ex-ante, de las políticas de control del delito urbano. Sin embargo, contradiciendo pronósticos especializados, ello no implicó la más mínima retracción del modelo reactivo, punitivo, sino su sostenido incremento.
La constitución de una “agenda mixta” (Crawford, 1998) de la política de control del delito marca claramente dos caminos diferentes, al menos analíticamente: el modelo preventivo, cuya característica es la centralidad de las herramientas extra-penales de gestión del delito, y la exacerbación del modelo punitivo que, a través del sistema penal, persigue, detiene y encarcela a algunos autores de delito, y –a su vez– modifica los fundamentos de su intervención.
El estudio de las formas en que se define el problema de la seguridad y el modo en que se interviene sobre éste puede ser especialmente fructífero al mostrar que tanto el delito como la reacción frente a él son definidos políticamente y que estos procesos están estrechamente vinculados a compromisos e intereses políticos que están más allá de las conductas indeseables (Ericson/Carriere, 1994). La complejización de las políticas de seguridad debe leerse en estos términos y no como avatares al interior del sistema penal: crisis y salidas internas que reencauzan las respuestas al delito.
La emergencia de políticas de prevención y la persistencia de intervenciones punitivas no son excluyentes: el surgimiento de la nueva prevención en Argentina no ha opacado en lo más mínimo el proceso de inflación punitiva. La relación entre prevención y punición en la actualidad es objeto de diversos análisis; estas lecturas proponen no concebir estos desarrollos como inconexos en clara relación. En todo caso la relación entre las políticas proactivas y las reactivas se presentan como terrenos a explorar con la precaución de no “traducir” al caso argentino las interpretaciones producidas en otros contextos sin prestar atención a las particularidades de cada marco.
Las políticas “preventivas” aparecieron en el período ligadas a un discurso técnico que solía jactarse de ser “apolítico”, planteando la necesidad de una planificación “racional”, de la mano de la “tecnificación” surgieron por doquier los saberes expertos que se hicieron un lugar importante en la escena política (Camou,1998; de Marinis, 2004; Bombini, 2008). Al mismo tiempo se registra un desplazamiento de una fundamentación del encierro penal que va de la idea de resocialización al reclamo de dureza de las penas y el fortalecimiento de una utilización de la cárcel como “depósito” de los que son definidos como “intolerables”. A su vez, la sensación de inseguridad se instaló como problema en sí mismo y muchas veces las transformaciones referidas se justifican en la necesidad de responder a esa sensación.

Criminología del otro.
El llamado “populismo punitivo” se apoya en la oposición entre ciudadano “común” y un “otro” al que hay que neutralizar “a cualquier precio”. Por ello al referirse a estas políticas Garland (2005) las denomina “criminología del otro”. Ese “otro” reafirma la oposición entre los incluidos y los excluidos de un modelo económico, social y cultural que se funda en esa división, que no puede prescindir de ella.
En la Argentina de los años noventa la criminología del otro se apoya fuertemente en la violencia policial, en la utilización del encierro como depósito y en la amplificación de una histeria colectiva frente a la proximidad de “los extraños”. Pero las políticas preventivas, a las que Garland denomina “criminología del self”, también operan sobre la misma distinción, con una impronta técnico-empresarial que promueve la construcción de espacios sociales bien diferenciados y protegidos.
La prevención del delito, tal como se organiza en torno al diseño de espacios defendibles, apunta a construir espacios homogéneos y encapsulados que estén protegidos de ese “otro” que las medidas punitivas podrán neutralizar con la crueldad reclamada. El “otro” en el modelo neoliberal es aquel sujeto que está, y/o debe estar “afuera”: basta pensar en las representaciones construidas durante los noventa en torno a la diferenciación entre “la Capital” y “el Conurbano Bonaerense” y el lugar que la inseguridad ocupa en la base de esas representaciones.
En definitiva, sobre los ejes mencionados, a partir de los noventa se ha instalado, promovido e hipertrofiado el “problema de la inseguridad” que funciona como un potente elemento de producción, amplificación y naturalización de la fragmentación social.
En este proceso, las discusiones sobre “qué hacer” al respecto reemplazaron otras discusiones fundamentales del quehacer político. Este eclipse que el problema de la seguridad produce sobre lo político es un elemento central para analizar su potencial como emblema del neoliberalismo. El acuerdo construido en torno a la imperiosa necesidad de “hacer algo frente a la inseguridad más allá de las diferencias políticas” devela, no tanto la importancia del problema, como la capacidad de la avanzada neoliberal para instalar un consenso en torno al descrédito de lo político como espacio de transformación del orden social. Devela también las dificultades de un discurso crítico que pueda desandar los modos de esa construcción.
El neoliberalismo instala en la Argentina de los noventa un orden social que, por otra parte, se enuncia único, la desigualdad y la fragmentación social se presentan inevitables, “naturales”. La inseguridad emerge, en ese contexto, como un hecho “incontrastable” que es preciso “gestionar”, “más allá de la política” que es definida como espacio de corrupción “incorregible”, desacreditada absolutamente como espacio de acción colectiva, cuestionamiento y transformación.
Teniendo en cuenta lo anterior, es preciso considerar que los modos en que se construye el problema de la inseguridad están estrechamente vinculados a la imposición de ese nuevo orden social que logra el desmantelamiento del Estado social –desmantelamiento de lo que existía de él y, sobre todo, de la idea de un modelo plausible–. un orden que reconstruye la prioridad en el acceso a los recursos económicos, políticos y sociales, naturalizando modelos de alta exclusión respecto a esos recursos. La “nueva derecha” logra con éxito desarmar las protecciones del Estado y volver aceptable la exclusión de algunas poblaciones a través de la criminalización de su estatus (por ello es indispensable desarmar la asociación entre delito y pobreza, y no reforzarla): aquellos que en los noventa quedan “afuera”, es decir en la base de la estructura social que se desplaza hacia pisos desconocidos en Argentina (Torrado, 2007), comienzan a ser percibidos no como víctimas de un sistema social injusto, sino como sujetos que es intolerable incluir.
Es por ello que nosotros, los encarcelados, venimos comprobando en nuestras vivencias, condenas y mala praxis de la justicia actual, que dicha justicia está sectorizada y es excluyente, pues una cosa son sus discursos y otra sus prácticas. Por eso apoyamos fehacientemente la reforma Judicial presentada por el actual Gobierno.

Bibliografía General consultada.
Bombini, G (2008):”Transformaciones recientes en las políticas
penales en la Argentina: entre las necesidades populistas y las
aspiraciones tecnocráticas” en Bergalli, R, Rivera Beiras, I; Bombini,
G.: Violencia y sistema Penal, Del puerto, Bs. As.
Camou, A (1998): “Los consejos del Príncipe, Saber técnico y
política en los procesos de reforma en América Latina “en revista
Nueva Sociedad N 152, Buenos Aires.
De Marinis, P. (2004) “In/seguridad/ es sin sociedad/es: cinco
dimensiones de la condición postsocial” en Muñagorri, Ignacio
y Pegoraro, Juan: La relación seguridad inseguridad en centros
urbanos de Europa y América Latina. Estrategias, políticas, actores,
perspectivas y resultados, Instituto Internacional de Sociología
Jurídica de Oñati, Dykinson, España.
Foucault, M. (1992): Vigilar y castigar. Nacimiento de la Prisión,
Siglo XXI, México.
Garland, D. (2005): La cultura del control, Gedisa, Barcelona.
O Malley, P. (2005) “Riesgo, poder y prevención del delito” en
Delito y Sociedad, Revista de Ciencias Sociales Año 13, N 20 U. N.
L., Santa Fe.
Rangugni, V. (2004): “Reforma del Estado y políticas de control
del delito en la Argentina de los años 1990” en Mañagorro, Ignacio
Y Pegoraro, Juan.: La relación seguridad inseguridad en centros
urbanos de Europa y America Latina. Estrategias, políticas, actores,
perspectivas y resultados, Instituto Internacional de Sociología
Jurídica de Oñati, España Dykinson.
Sozzo, M. (2003):”Metamorfosis de los Discursos y las Prácticas
sobre Seguridad Urbana en la Argentina”. Ponencia presentada
en Center for Hemispherie Defense Studies REDES 2003 Research
and Education in Defense and Security Studies, Panel: Public and
Citizen Security 28..30 de octubre, Chile.
Torrado, S. (2007): “Estrategias de desarrollo estructura social y
movilidad” en Torrado, S. (comp.): Población y bienestar en la Ar-
gentina social del siglo XX, Tomo I, Edhasas, Secretaria de Cultura
de la Nación, Buenos Aires.

Página 8.

Educación, ¿derecho o privilegio?
Gabi Peyri.
No puedo dejar de hacerme esta pregunta cuando veo mi pasado, atravesado por un sinfín de violaciones que he tenido que pasar. En su lugar veo y analizo si la educación estaba cuando el Estado me encerró siendo menor, hace ya casi 10 años… cuando me soltó tampoco vi esa palabra, cuando me volvió a encerrar odio decir que tampoco la vi, entonces hoy me pregunto, ¿quién reparó todas esas violaciones hacia las personas? ¿Quién escuchó a esas personas y quiénes saben de estas realidades? Realidades que muchos sabemos y muchos desconocemos.
Hoy soy un preso VIP. ¿Por qué VIP? Porque tengo derecho a la educación. Hoy sí la veo y la siento dentro de mi vida, y veo que es la única herramienta para despertar el cambio. Gracias a Dios por darme esta oportunidad.

Páginas 9 a 10.

El MERCADO DEL PRESO. Por Lucho.

Qué título tan extraño, pero eso es lo que realmente acontece en nuestro país. Estamos ante una justicia manejada con códigos totalmente obsoletos a los tiempos modernos, códigos todavía del siglo pasado. La justicia Argentina esta basada no en detener a quien realmente comete un delito sino en detener por simple sospecha, presunción, o simplemente porque sí. Esto tiene un fondo más económico que social ya que para cierto sector significa una buena cantidad de dinero que aporta el gobierno central para el sostenimiento del preso mientras termina su proceso, o sea que ante más presos mayor es la cantidad de dinero que llegará a sus bolsillos, dinero que como sabemos que es manejado inicialmente por el ministerio de Economía, luego pasa al ministerio de Justicia, servicio penitenciario, Policía Federal, Policía Metropolitana y por último a la dirección de cada penal. Sabemos que al pasar por varias entidades todas querrán sacar un poco de provecho de este dinero, lo mismo ocurre con los dineros destinados para la Salud o la Educación, pasa por tantos intermediarios que a su destino final lo que queda es muy poco para darle su debido uso.

Por lo general estos dineros como sabemos no tienen ninguna clase de auditoria o fiscalización por parte del gobierno. Además para ellos no somos más que un número en el sistema judicial. Este dinero es gastado de acuerdo a los criterios de quienes lo reciben, dejando para ellos su buena tajada. El aumento en el presupuesto en los últimos años de esos aportes ha sido de más del 100% (en el año 2008 el aporte era de $ 9000 y al año 2012 es de $ 18.400 por preso).

La alimentación es poca y muy precaria, la atención de medicamentos para cualquier tipo de enfermedades es manejada con drogas que por lo general no cumplen el papel requerido. Demás cosas se cobran pero no se llevan a la práctica, llevando a que el preso se encuentre en condiciones totalmente indignas para su supervivencia. Como bien sabemos según la ley el gobierno debe suministrar al preso un adecuado y digno sitio para su reclusión y un adecuado suministro de alimentos, medicinas, implementos de aseo, implementos para dormir, etc., para poder subsistir mientras se define su situación jurídica. Pero, como vemos, no se cumple y estamos ante una situación crítica para el preso ya que es el directamente afectado creando en él tal vez un resentimiento hacia la misma sociedad que lo está juzgando. Entonces me pregunto: ¿con qué mentalidad va a salir esta persona cuando sea reinsertado nuevamente a la sociedad?.

A qué lleva esta situación: procesos lentos, fiscales que, como los defensores públicos, solo se limitan a que el tiempo pase ya que su salario esta garantizado y entre más colapsado se encuentre el sistema de justicia más se necesitaran empleados y el gobierno tendrá que aportar más dinero para su funcionamiento.

Hoy en día se han cambiado los papeles, en la época de la dictadura se detenía y se desaparecía al preso por cuestiones políticas, hoy se detiene y se mantiene por cuestiones económicas. Tenemos lo que llamaríamos el MERCADO DEL PRESO ya que representamos una buena cantidad de dinero para los bolsillos de ciertas entidades.

Qué solución plantearíamos para esto primero una reforma total de los códigos existentes, una verdadera ejecución de la ley bajo hechos reales y ciertos y no bajo posibles presunciones, rapidez en los juicios para que una persona en poco tiempo sepa cuál es su situación jurídica y qué camino es el que tiene que tomar, tal como está estipulado en los diferentes convenios internacionales como el de Costa Rica firmado por el gobierno pero que no se lleva a la práctica. Esto llevaría a no tener cárceles llenas de presos sin justa causa y privados del derecho más importante del ser humano como es el de la LIBERTAD.

Quiero dejar constancia que en el momento de terminar este articulo todavía no se ha aprobado la reforma judicial impulsada por el gobierno. Estamos abocados a esperar qué va acontecer con las nuevas modificaciones por parte del gobierno esperando que nos traigan mejores beneficios y un correcto uso de los dineros destinados para los presos. Esperando también a que aquellos corruptos que se están quedando con ese dinero vayan al sitio en que deberían estar, o sea en la cárcel.

Página 11.
CARTA ABIERTA AL DIRECTOR DEL SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL (SPF). Por El Boli.
Señor director del SPF, la desmilitarización del servicio penitenciario tiene que ser una autocrítica depuradora para el sistema carcelario argentino, siendo que desde la llegada de la democracia es la única fuerza de seguridad que no hizo pública ninguna autocrítica de su participación en los hechos acontecidos en nuestra Nación.
Si bien la activa participación de su Vatallón Militante, con la nueva política de Estado hacia los privados de libertad ambulatoria, cambió el eje de las cosas, muchas de ellas, que usted no sabe o no quiere saber, pasan en algunas de las cárceles que están bajo su administración.
Sin ir más lejos, a pocos kilómetros de su oficina, en el complejo federal de Marcos Paz, donde se encuentran la gran mayoría de los genocidas de la última dictadura militar, ocurren los atropellos más grandes en materia de derechos humanos dentro de las cárceles argentinas. La salud, el trabajo, la educación son algunos de los tantos derechos que en ese complejo no se respetan como marca la ley. Allí es donde los internos trabajan en negro casi como si fueran esclavos sin recibir remuneración alguna por su trabajo y cuando la reciben, son migajas. De enfermarse, ni hablar. Si uno parece que es atendido por discípulos del doctor Menguele, y la educación es primitiva.
Siendo que los genocidas tienen servicio médico permanente, el área de psicología a esos señores se les da por cumplida (tratamiento individual) habiendo cometido los más grandes crímenes de la vida.
A los internos se les cobra peaje por trabajar cuando es un derecho constitucional.
Estas son algunas de las cosas que pasan puertas adentro del complejo de Marcos Paz y que no están a la vista de los que por allí pasamos.
Y señor, me pregunto qué pasa en la unidad de mujeres de Ezeiza, donde en un pabellón que estaban alojadas 5 internas, 2 de ellas aparecieron muertas en extraños episodios. Cómo puede ser que sigan pasando esas cosas de antaño, si usted y su familia son fervientes militantes de los derechos humanos.
Todo bien con la cumbia villera, la murga, y el fútbol pero me parece que los derechos humanos en las cárceles que usted administra brillan por su ausencia.
Por todo lo aquí expuesto, saluda muy respetuosamente a usted.

Páginas 12 a 15.
Pinceladas. Por Gastón Darío Brossio.
Hoy desperté con mucho ruido, como es de costumbre, todo el día me tortura la cabeza. No me permite pensar, hacer cuentas, concentrarme, ni tampoco prestarle atención a algunas cosas. Sufro por esta circunstancia pero de algún modo también resisto. Hago fuerza, y establezco algunas cuestiones que tengo en mente.
Trato de evadirme de todo, tengo la fuga pero es mental. Me pregunto si no me estará haciendo mal el tiempo en la oscuridad, ¡concluyo que no! Es solo un proceso de evolución. Se me embute en la mente el nombre de Darwin y me causa nausea, todo lo que tenga que ver con la depredación, la lucha del hombre por someter al hombre, o mejor dicho del pobre contra el pobre, me pone triste. Mientras los ricos nos miran desde el palco oficial de la oligarquía, ja… sonrío a eso.
Bueno ya está, basta de pensamientos intrépidos y caprichosos que intentan gobernarme. Esta vez quiero tener algo de control en mi conciencia, porque me pertenece, es mi mente y no la tuya. Mientras ustedes ¡je! “La oligarquía” que siempre miran los sucesos desde el palco, jaja, si comienzo el análisis por ustedes es deprimente, lo hago mejor al revés: B infiere A, deducción lógica, esta vez gano yo, y así contaré el cuento, romper con la lógica, de que siempre la escriben los que ganan.
Tiempo, tiempo, me quedo en mi cama. Acostado medito el tiempo que llevo dormido y saco la cuenta. Si duermo ocho horas de las veinticuatros del día, es un tercio. Un tercio de treinta son diez, o sea que son solo diez años que llevo dormido. Un total de tres mil seiscientos cincuenta y dos días, dos por los años bisiestos, ya que el año tiene trescientos cincuenta y seis días y seis horas, esto produce que cada cuatros años se complete un día más. Pero esto nada me modifica ya que llevo ese mismo tercio en prisión y para mi desgracia, no me la pasé durmiendo. Eso me molesta pero a la vez me fortalece. Saber que no han quebrantado mi voluntad me causa… autoestima, no quiero sonar soberbio, discúlpenme si lo hago, quiero remarcar mi estado.
Empiezo a mirar desde mi cama todo lo que me rodea, me vuelvo metódico ¡Bah… más bien empirista! No con la duda metódica de René, porque es feo cómo terminó la filosofía, dejo ese pensamiento y sigo, observo… Estoy en la última cama del pabellón quinto de Villa Devoto, hay setenta y seis, dividido dos, te da treinta y ocho de un lado y treinta y ocho del otro. Tiene quince metros de ancho y veinte de largo, pero la verdad es que tengo en cuenta los pasos, un número de treinta y siete pasos, sin contar la cocina y el baño que están uno a la derecha y el otro a la izquierda ¿Me vas siguiendo? ¿Se comprende lo que quiero mostrarte? Discúlpame por hacer un soliloquio de lo escribo.
De manera paranoica quiero mostrarte todo lo que veo, hay sogas a lo largo de todo el pabellón, donde se cuelgan ropas, dando la impresión de que es una feria gitana, con todos los trapos al viento, típico de una villa. En las camas sucede lo mismo, hay toallas, camperas colgadas etc. En el fondo tenemos dos freezers con una tele que no funciona sobre uno de ellos. Si mirás hacia adelante vas a ver dos grandes ventanas de seis metros, una debajo de otra, con la diferencia de que una es la entrada al pabellón y la otra sirve de panóptico, tiene un agujerito de seis centímetros de diámetro que sirve para sacar la escopeta y reprimir en caso de contiendas. También hay dos ventiladores a los costados que apuntan a todos los ángulos ya que son giratorios. Escucho ruidos de televisores, grabadores, gente discutiendo, otros con caras largas, podridos de todo este sistema corrompido. Pero esto lo naturalizo, aunque no me acostumbro. Prosigo mirando y escuchando, a lo lejos puedo escuchar un poco de calle, oigo sonidos de autos que van para un lado y para otro. Me agarra un escalofrío, el ruido a calle y no poder gozarla, por eso vuelvo a mi cruz, a mi encierro.
Sigo mirando, observando las mesas que están a lo largo del pabellón, son en total quince, de las cuales algunas son para seis o cuatro personas, hay alrededor de treinta sillas, lo cual me permite razonar que no todas las necesidades están saciadas. Pero no es problema mío, la repartición de las riquezas y el bienestar de los presos la maneja la constitución y el Estado. ¡Qué farsa! pero no importa. Vamos a ponerlos en buenos, un toque, no más.
En los techos hay cincos vigas, divididas a lo largo y ancho, también hay luces a lo ancho del lugar, tres ventiladores de techo que no funcionan, solo son fetiches, igual que esta cárcel que se cae a pedazos, es una ilusión metafísica del proyecto evolutivo del hombre, jaja… ¡prefiero ser barbarie!
Bueno, esa es la descripción de casi todo el lugar, después en la cocina se ven dos hornos, en el fondo una televisión de veintinueve pulgadas que solo anda en los canales de aire, es decir Tinelli y su monopolio de estupideces, es patético. Tres mesas de concreto con sus respectivos bancos.
Por otro lado tenemos algo parecido a un baño, tiene cuatro letrinas, al frente dos inodoros donde los tanques de agua están rotos, permitiendo que tengas doble función, cagar y ducharte al mismo tiempo, alta promoción. Todas las ventanas de este lugar están rotas y no hay ningún sujeto que no haya sufrido un pequeño golpe de aire, son detalles menores pero hacen la realidad más placentera.
Ahora bien, ya hemos descripto al menos casi todo el lugar en cuanto a lo que materializa su infraestructura, pero si a eso le sumamos las discusiones de casi todo el año, las peleas que suceden con armas blancas, al estilo gauchesco, es decir, con poncho y espada, o lanza en el caso de algunos muchachos. Por otra parte se suma la arbitrariedad de los jueces en cuanto a algún derecho, el extrañamiento a los familiares, la perdida de los mismos, el abandono de tu mujer, el crecimiento de tus hijos, el maltrato síquico y corporal del Servicio Penitenciario Federal, el derroche de tus pocos bienes, alejamiento de amigos, la restricción para ver algún familiar, etc. Con esa suma y más estaría pagando el castigo de toda la humanidad como lo hizo Jesús, claro que exagero un poco, pero de alguna manera te sentís con ese mismo dolor.
Es inevitable que me vaya por las ramas y no canalice solamente en el estudio del establecimiento, te pido sepas disculpar. Después del pabellón, solo me queda describir el momento cuando voy al centro universitario, el cual me permite romper con el paradigma de esta lógica penitenciaria. Ahí es donde puedo estudiar, permitiéndome hacer dos carreras a la vez, una de ellas Letras, la cual me encanta.
Volviendo a la descripción, cuando salgo del pabellón tengo que pasar tres rejas hasta llegar al pasillo, esto son solo veinte pasos, luego giro a la derecha, donde hay un pasillo a lo largo, si te ponés a observar, en la esquina está la primer cámara, luego cruzás otra reja donde hay una segunda cámara, hacés alrededor de treinta pasos y te encontrás con otra reja, te abren el acceso y en tu cabeza está la cuarta cámara, seguís caminando y tenés que pasar por la quinta cámara, te abren otra reja y podés ver la sexta. Pero antes tenés que pasar por el detector de metales y una quisquillosa requisa corporal, la cual si tenés cara sospechosa te revisan hasta los pelos del culo, cuando pasás la tocadita, antes de llegar a la redonda tenés la séptima camarita. Ahí es el lugar donde se divide en una T porqué uno de los pasillos da a la calle y el otro para otros pabellones. El cobani te abre la puerta y te encontrás con otras dos, una es la del dentista y la otra la primer aula de educación, es como un cuadrado de tres por cuatro, ahí mismo hay otra reja que te abren y hacés seis pasos y está la puerta que da al Centro Universitario de Devoto, antes de entrar si mirás hacia tus espaldas vas a ver que apuntando a la entrada hay otra camarita, una reja que da al interior del centro, donde hay una bajadita, caminás diecinueve pasos y chocás con una pared donde podés ir para el fondo donde está el bunker, un aula donde estudiamos, si prestás atención vas a ver dos camaritas en el techo, hacés unos pasos más y encontrás otras dos, una mirando para un lado y otra al otro ¿me vas siguiendo o es complicada mi descripción? Ahh, no sé porque se me viene a la mente Nueva York mil nueve noventa, Nueva York mil nueve noventa. Kasparov-Karpov 1.e4 e5, 2.Cf3 Cc6, 3.Ab5 a6, 4.Aa4 Cf6, 5.O-O Ae7, 6.Te1 b5, 7.Ab3 d6, 8.c3 O-O, 9.h3 Ab7, 10.d4 Te8, 11.Cbd2 Af8, 12.a4 h6, 13.Ac2 exd4, 14.cxd4 Cb4, 15.Ab1 c5, 16.d5 Cd7, 17.Ta3 f5, 18.Tae3!? Cf6, 19.Ch2 Rh8, 20.b3 bxa4!?, 21.bxa4 c4?!, 22.Ab2! fxe4?!, 23.Cxe4 Cfxc5, 24.Tg3 ?! Te6, 25.Cg4?! De8?, 26.Cxh6! e3, 27.Cf5 cxb2, 28.Dg4!_+ Ac8, 29.Dh4+ Th6, 30.Cxh6 gxh6, 31.Rh2! De5, 32.Cg5 Df6, 33.Te8! Af5, 34.Dxh6+?! Dxh6, 35.Cf7+ Rh7, 36.Axf5+ Dg6, 37.Axg6+ Rg7, 38.Txa8 Ae7, 39.Tb8 a5, 40.Ae4+ Rxf7, 41.Axd5+… 1-O
Ahora entiendo todo, mi ídolo perdió al igual que yo, vuelvo a empezar…

Páginas 16 a 17.
EUSEBIO. Por Pablo Pérez Brown.

La vida de Eusebio siempre fue bastante miserable. Desde que quedó huérfano pasaron solo dos años hasta que murió su abuela y su hogar pasó a ser un asilo de paredes grises y húmedas manejado por la curia del barrio. Extraños hombres que le enseñaban toda clase de conductas altamente disciplinarias, con un contenido que él no entendía. Sufrió las noches de soledad y nostalgia, hasta que se escapó un año después, una noche de neblina, saltando a la vereda desde una ventana del corredor principal. Solo tenía seis años.

Se encontró solo en medio de la calle, con frío y hambre. Pasó esa y algunas otras noches durmiendo en la estación de tren y no tardó mucho tiempo hasta que la policía lo agarró en una de las frecuentes “razzias” que realizaba en los alrededores. Lo pusieron en un orfanato, bajo la tutela de un juez al que nunca conoció, pero que decidió sobre una gran etapa de su vida.

Volvió a buscar la oportunidad para escapar, ya con la idea de buscar aquella humilde casilla en un terreno de Merlo, en la que su abuela le había enseñado a darle de comer a las gallinas, a darles agua y a recoger sus huevos en las heladas mañanas de rocío, pero nunca la encontró. En esas semanas que duró su aventura tuvo que robar para comer, una y otra vez, hasta que por fin un verdulero, tano, bruto y tosco, lo entregó de nuevo a las autoridades después de molerlo a patadas por haberlo encontrado robándole una fruta. Así, Eusebio, a la edad de siete años llegó a un instituto de menores. En esa época conoció el país en las vacaciones de verano, que Mar del Plata, que Iguazú, que Tandil, pero siempre con la colonia de vacaciones del instituto.

Pasó el tiempo y llegó a los dieciséis, lo dejaron salir para buscar trabajo. Por supuesto, nunca volvió y empezó a usar algunas de las mañas que le habían enseñado los compañeros más grandes del instituto.

Para comer, simplemente elegía un buen bar, una fonda o una pizzería donde se acomodaba serenamente y, luego de pedir un sabroso plato de los que ofrecieran ese día, escudriñaba disimuladamente las mesas de alrededor en busca de alguna propina dejada recientemente por otro cliente y que el mozo demoraba en levantar. Entonces Eusebio, lo llamaba y muy plácidamente le pedía algún sofisticado postre y preguntaba amablemente por los sanitarios. Cuando el mozo se retiraba a satisfacer el pedido del muchacho, él se levantaba como para ir al baño y rápidamente se adueñaba de las propinas que había visto, veloz como un rayo salía por la puerta y corría una, dos, tres cuadras, hasta que perdía de vista al mozo, que revoleando su trapo, lo increpaba, cada vez más de lejos. Eusebio así se sentía bien, libre y seguro de sí mismo. Practicaba esa modalidad de la carrera, aprovechando la ventaja de la velocidad, de su juventud, y por qué no, la que le daba el miedo o la adrenalina, o ambos.

Se vistió, comió, y se aseó en baños públicos, durante un tiempo, hasta que pasó por la relojería. Ahí Eusebio quiso llevarse un par de relojes y cadenas, pero no previó que en la cuadra andaba uno de civil que protegía el negocio. En esa época Eusebio ya estaba acostumbrado a llevar encima todo el tiempo su navaja sevillana, cuando el milico gordo se le tiró encima, el reflejo de Eusebio fue sacar abierta la navaja, que se incrustó hasta el mango en la barriga del sargento de civil que cuidaba la cuadra. Quedó babeando y sangrando, con los ojos abiertos de terror, sabiendo que no podría sostenerse las tripas por mucho tiempo más. Eusebio tardó unos instantes en sacar la navaja de la panza del vigilante y doblándola torpemente quiso salir corriendo, pero el charco de sangre le jugó una mala pasada y lo hizo resbalar varias veces, lo que facilitó que diversos transeúntes lo señalaran y que al cabo de dos cuadras fuera atrapado por varios agentes uniformados que acudían por la alarma dada.

De ahí nomás directo a la cárcel, a un oscuro calabozo, donde empieza la verdadera historia de Eusebio. La oscuridad de las sucesivas celdas le fue provocando una precoz ceguera, que se fue incrementando con el correr de su cadena perpetua, e implacablemente Eusebio quedó completamente ciego. Sin embargo, desarrolló una extraña virtud, que era la de poder percibir por medio del tacto, toda la historia de los objetos que tocaba y ver varias de la situaciones en que esos objetos habían estado involucrados, como así también, a la gente que los había tocado. En las mesas de madera, en las ollas y utensilios, en la ropa, en los muros y en las rejas sintió muerte, miseria, sufrimiento, abandono, soledad, dolores físicos y del alma, el dolor en la garganta de las lágrimas tragadas, y en el pecho ante la impotencia de la soledad.

Ya era algo casi insoportable, el hecho de ver en todo momento la historia de esos objetos, junto con las historias personales de quienes los habían tenido, era constante y demasiado intenso. Entonces, en una de esas noches en que ya estaba hastiado de no poder dormir por las visiones de todo lo que su cuerpo tocaba, Eusebio decidió salir por la ventana y comenzó a sobrevolar la ciudad en busca de lo nuevo, de lo hasta ahora desconocido para él, tan cambiado después de veintisiete años de sombras.

Eusebio veía las luces diminutas de la ciudad, de los autos, de los carteles, y planeaba plácidamente por la noche eterna de su existencia, indagando en los hogares, a veces en los cuartos de las parejas, de donde salía rápido por una especie de pudor que lo invadía. Disfrutaba más mirando en los cuartos de los niños, que dormían tan tranquilos como él nunca había podido hacerlo. Ahí no se sentía un intruso, sino que lo inundaba una sensación de paz nunca antes percibida.

Entonces Eusebio fue prolongando cada vez más sus salidas nocturnas, hasta que ya volvía con la aurora y los colores tenues del amanecer. Siguió así por un tiempo pero luego quiso descubrir el día a pleno sol. Una tarde, fuera de su costumbre, se fue a dormir la siesta. Hacía tanto tiempo que no veía la luz que el resplandor diurno lo cautivó y sintió que ya no podía dejar esa admirable contemplación.

Esa tarde, en el recuento lo encontraron sonriendo, duro de llevar ya varias horas muerto y con un intenso brillo de sol en sus ojos relucientes y abiertos, como mirando maravillado al cielo.

Páginas 18 a 20.

COMPAÑEROS. Por Rudy Klages y Horacio Senet. Otoño 2013.

¿Compañeros?
¡Compañeros son
los que te jedi!

Dicho popular.

Cuando iba llegando a la esquina de Corrientes y Riobamba, se le ocurrió la idea de entrar al viejo bar a tomarse un cafecito. La media mañana de otoño estaba bastante fresquita; además, tenía tiempo de sobra para llegar a la cita con su abogado. Prefería esperar lo que fuera necesario en un bar antes que en la ruinosa y polvorienta sala de espera del letrado, que imaginaba llena de fantasmas y problemas sórdidos agazapados por los rincones.

Ingresó al bar por la puerta de la ochava. Había muy poca gente. Claro, a esas horas ya habían pasado los desayunadores y aún no llegaban los clientes para el almuerzo, así que el bar bostezaba en la calma. Solo había un puñadito de desocupados como él, más algún que otro vago o jubilado que leía el diario.

Buscó una mesa cerca de la ventana que daba a Corrientes. Por lo menos, el pasar de la gente lo podría entretener. ¡Se veía cada cosa! El mozo que estaba apoyado en la registradora salió de su siesta matinal y se dirigió hacia él. Antes de que llegara, le hizo con los dedos el gesto internacional válido para “un cafecito”. El mozo, canchero, asintió y fue hasta el mostrador, donde pidió con la misma voz de trueno que utilizaría en pleno fragor del mediodía:

“¡Marche un café, uno!”

Lo prepararon al instante. Se ve que el chico que atendía la máquina express, había intuido el pedido y con un bufido de locomotora se lo preparó. El mozo lo dejó en la mesa con un floreo y volvió a la registradora a continuar el sueño interrumpido. Le agregó un chorrito de azúcar de la pegajosa azucarera, revolvió y lo probó. Como era de imaginarse, se quemó los labios y decidió que había que esperarlo un buen rato, así que se dedicó a admirar el abigarrado paisaje de la calle.

De pronto, notó un revuelo entre los peatones. Todos miraban hacia la mitad de cuadra del lado de Callao. Algo venía por allí. Y algo notable, dada la expectativa que despertaba.

Cuando estuvo a la vista, se asombró. ¡Qué pedazo de minón! Alta, por lo menos un metro ochentipico, y encima calzada sobre los largos tacos de unas botas de gamuza que, como un guante, realzaban la longitud y belleza de sus piernas. Que no escondía –ni mucho menos– la ajustada minifalda de cuero negro que vestía. Un tapado corto de alguna piel indefinible, pero que se adivinaba mullida y suavecita, hacía más sugestiva su presencia.

Pasó junto a la ventana y lo único que pudo percibir fue que, además de las piernas, tenía unas ancas despampanantes: altas, ceñidas, musculosas, bien formadas. En fin, un culo de ensueño.

Pasó delante suyo y desapareció hacia la ochava. Se dio vuelta para verla pasar y… ¡Sorpresa!… Entró en el café. Pasó la puerta y se detuvo un instante, como para situarse. El local enmudeció. Se hizo un silencio casi religioso, mientras los parroquianos contemplaban ese monumento que se ofrecía a sus ojos sorprendidos.

El color mate de la piel tostada contrastaba vivamente con su pelo rubio ceniza, cortado en un estilo sauvage, pero que aun así enmarcaba una cara encantadora: labios húmedos y carnosos, piel suave y cuidada, una nariz –indudablemente operada pero aun así deliciosa– y esos ojos color miel, dorados y llenos de chispas que iluminaban los claroscuros del boliche.

Una cintura estrechísima destacaba las obvias prominencias que hacían que a los varones presentes se les hiciera agua la boca. ¡Qué camión! ¡Qué aparato de mujer! Los pensamientos generalizados se entrecruzaban creando corrientes de aire que casi, casi despeinaban a los parroquianos.

Entró al local y así, de repente, sin decir nada, y ante el asombro de todo el mundo, se sentó en su mesa. ¡En su mesa! ¡Esa mujer! ¡Y él no tenía ni la menor idea de quién era ni de si la conocía o de dónde había salido semejante visión cinematográfica! Ni mucho menos, por qué raro desvarío del destino se habría sentado en su mesa.
Ella cruzó esas piernas despampanantes –apuntando al público por supuesto– en lo que mostraba hasta qué punto manejaba el oficio de mujer bonita y administraba el espectáculo que –sabía– estaba proporcionando a los presentes.

El mozo se lanzó hacia la mesa como un galgo a una liebre cansada. Atragantándose, le preguntó:

–¿Qué se va a servir, señorita?

Con una voz ronca de noche y cigarrillos, ella respondió:

–Una coca light.

Y volviéndose a él, los labios adorables dijeron:

–Hola, Joaquín. ¿Cómo estás? Hace tantos años que no nos vemos…

Él se estremeció. No podía entender lo que sucedía. Pese a sus años de porteño viejo y canchero, la voz se le entrecortó. Medio tartamudeando le dijo:

–¿Vos me conocés? Lo siento en el alma, pero yo no me acuerdo. ¿Quién sos? ¿Cómo sabés que me llamo Joaquín?

–Vamos, querido. No solo te conozco sino que fuimos excelentes amigos allá en el pasado, hace muchos años. Casi, casi, te diría que éramos inseparables.

–¿Estás segura? ¿No me confundís con otro? Disculpame, pero no te saco. Y una mujer como vos, es imposible de olvidar.

–Eran otras épocas, nosotros muy pequeños y también yo era muy distinta. Pero vos sabés, hoy por hoy la cirugía hace milagros. La nariz, los labios con colágeno, las obvias operaciones estéticas que hoy en día todas las mujeres se hacen. ¿Pero de verdad he cambiado tanto que no reconocés nada en mí?

Joaquín pensó, entreveró sus recuerdos, revolvió hasta el fondo el desván de los olvidos y nuevamente salió con las manos vacías. Muy a su pesar, no tuvo más remedio que decirle:

–Disculpame, pero por más que pienso y pienso, no te puedo sacar.

Con una sonrisa pícara, ella señaló una pequeña marca blanca por encima de la rodilla derecha y le dijo:

–¿No te acordás cuando me corté con una lata, jugando al fútbol en el potrero que estaba detrás del almacén de Don Tito?

Finalmente, él entendió. En el colmo de las sorpresas, exclamó:

–¡Carajo! Vos sos Roberto Gutiérrez, el zurdo, ¡mi compañero de banco de Cuarto Grado!

Página 21.
Poesía. Por Gustavo (Gaby) Barrio.
Cómo me veo
Me veo como soy.
Exóticamente normal.
Según la ocasión, medio tímido, medio
atrevido.
Un poco audaz, otro tanto prudente…
Medianamente culto, medianamente inteligente.
Buen compañero, buen amigo. Fiel e incondicional con los afectos.
Celoso. Explosivo. Poco tolerante con los
tontos. Sé ubicarme, pero cuando me desubico
lo hago a conciencia.
Me asombra tener capacidad de asombro.
También tengo buena capacidad de adaptación.
Decir cómo somos no es fácil, al menos si
tratamos de ser honestos.
Si queremos mentir es más simple. Pero ya
sería: –cómo no soy, cómo hago que me vean,
cómo me gustaría ser… etc.
Escribir quién soy es como entregarle mi
vida a alguien y decir:
“Yo pasé por esto, este es quien soy”.
Es compartir sinceramente lo que uno
piensa, siente y ha vivido.
Para escribir quiénes somos, habría que
escribir sobre nuestra vida, que es adquirir una
nueva comprensión de ella, pero solo a una
edad en la que pensamos que nos conocemos
bien.
A veces escribo para saber lo que pienso…
Como ahora en que algunos recuerdos
pueden ser dolorosos.
Sé que hubo un hecho importante que dejó
su huella…
En la dictadura tuve entre 16 y 23 años,
Aquellos no fueron buenos tiempos para
mí…
Mi vida ha sido una suma de tropiezos, pero
ahora, a los 50 años, cuando miro hacia atrás y
saco la cuenta de los logros, los esfuerzos y las
desgracias, creo que ese período fue el peor
porque algo fundamental se me torció en el
alma y ya no volví a ser el mismo.
Supongo que tarde o temprano se pierde el
candor, la inocencia…
Tal vez es mejor, porque no se puede andar
por el mundo como un ingenuo, en carne viva y
sin defensas.
Crecí peleando por lo que creía.
Debí enderezarme mucho antes… Pero no
fue así.
Ahora… cuando ya le he dado vuelta al dolor varias veces y cuando puedo leer mi destino
como un mapa lleno de errores…
Cuando no tengo emociones encontradas
de mí mismo y soy capaz de revisar mi existencia sin sentimentalismo, porque he encontrado cierta paz… solo lamento la pérdida de
la inocencia de una manera tan brusca, entre
desaparecidos, tortura y Amuerte…
En ese tiempo alquilé una habitación en un
castillo de arena.
Extraño el idealismo de la juventud, la época
en que todavía existía para mí una nítida línea
divisoria entre el bien y el mal y creía que era
posible actuar siempre de acuerdo a principios
inamovibles.
No era una postura práctica ni realista,
ya lo sé, pero había una limpia pasión en esa
intransigencia que todavía me conmueve cuando
la encuentro en los otros…
No puedo decir en qué momento comencé
a cambiar y me convertí en el hombre que soy
ahora. Pero sé que esa época de horror me
dejó suspendido en la fascinación de mi propio
espanto.
Entendí que, por mucho que uno corra,
siempre se está en la misma piel…
Y que los viajes del tiempo trajeron a otros
vistiendo nuestros cuerpos…

Páginas 22 a 23.
Dos poesías de Juan Carlos Pérez.
Amor de hombre.
Me enamoré de un hombre
y créanme que nunca
me lo hubiera imaginado,
será que en las cuestiones del pensar
enamorarse es lo menos pensado.
Recuerdo siempre el día que lo vi,
allí el amor surgió a primera vista,
jamás olvidaré lo que sentí,
juro que no es otro amor en mi lista.
Me enamoré de un hombre
y este amor se nutre
día a día, paso a paso;
de besos, caricias y abrazos.
Él tiene esa mirada en la mirada
y le brota por los poros la ternura,
si estamos juntos no importa más nada
mi enfermedad de él no tiene cura.
Me enamoré de un hombre
y comprendí que el corazón
al género lo ignora,
me mantiene cautivo esta pasión
y feliz como nunca, en buena hora.
Y si bien su cuerpo es de esta cosecha
y el mío ya se encuentra trajinado,
aunque nos separe una larga brecha
por suerte el amor nos ha juntado.
Me enamoré de un hombre
y este amor que oculta
y disimula los defectos;
me he dado cuenta que resulta
perfecto entre todos los afectos.
Hoy que conozco lo desconocido
descubrí que el amor también es juego,
sino sería triste y aburrido,
sin alegría, sin locura, sin fuego.
Me enamoré de un hombre
y sabe Dios que enamorarse así
no es pecado,
lo sabe porque a él le sucedió
de un hombre, de Jesús, su único hijo
también estuvo Dios enamorado.
El hombre que amo yo
ríe como río, mi misma sangre
corre por sus venas
más mío que de nadie, hijo mío
me enseña a dar amor a manos llenas.
Por él soporto yo
todas las penas
y estar lejos de él
es mi condena.
Me enamoré de un hombre
y este amor es el que cierra
todas mis heridas.
Me enamoré de un hombre
y no podré dejar de amarlo
el resto de mi vida.

Ladrón.
Ladrón por vocación,
por propia voluntad,
no me hizo la ocasión
ni la necesidad.
Ladrón por convicción
lo mío es trasgresión,
soy un profesional
del arte de robar.
Con código y respeto
sé bien con quién me meto,
esquivo la rutina,
busco la adrenalina.
Siempre en la otra vereda
de la injusta justicia,
a veces soy noticia
porque otra no me queda.
No voy tras de la fama
mi orgasmo más logrado
se produce en mi cama
con el botín al lado.
Sin patrón, sin horario
antigil, antiotario,
yo soy independiente,
yo soy un delincuente.
Voy haciendo mi ruta
no transo con la yuta,
no ando buscando líos,
mato y muero por los míos.
Y así voy de hecho en hecho
sin que se me enfríe el
pecho,
y si salta mancada
mal, ahí, no pasa nada,
ñeris pierdan cuidado
que yo he de morir callado.

Páginas 24 a 35. Reflexiones.
RESISTIRÉ.
Antes de presentarme me pregunto: ¿saben que vivimos en el año
2013? La pregunta es porque en estos tiempos todavía hay gente que
tiene ideales represivos. Me dicen Maikel y me presento así porque
es como la mayoría me fue conociendo. Mi nombre es Norberto, soy
oriundo de Ciudadela y más allá de las ilegalidades que haya come-
tido estoy condenado a 18 años y seis meses. Hasta ahora, aprisiona-
ron mi cuerpo durante 15 años y ocho meses, y no fue por violar, ni
por matar. Fui un ladrón.
A lo que quiero llegar es a que tengo una hermana con hemiplejía
que tiene una criatura de tres años (mi sobrino). Por no tener ella la
posibilidad de manejarse, pedí una visita extraordinaria (art. 166 de
la Ley 24.660), algo que se me viene concediendo desde hace casi un
año y que alguna vez fue interrumpido por cuatro meses, sin darme
la posibilidad de ver a mi hermana, a mi sobrino y a la otra parte de
mi familia, que son poquitos y viven todos ahí. Yo aprovechaba la
visita para ver a todos mis seres queridos.
Pero les comento, en los tiempos que corren -de más está decir
que la policía quiere seguir siendo corrupta- tengo ordenado por el
juez una visita extraordinaria una vez por mes durante cuatro horas.
Durante todo este tiempo hubo veces que debía ceder un poco, 25
minutos al menos para que me sacaran las esposas, pero como a la
división de traslado que forma parte del Servicio Penitenciario Federal
le incomodan los lazos familiares solo me querían dar dos horas sin
esposas. Dos horas menos para poder disfrutar con los que quiero.
Pero bueno, esto fue lo que me ocurrió el día 8 de octubre de 2012.
Pregunto: ¿no será que se violan los Derechos del Niño cuando mi
sobrino le preguntaba a su madre por qué al tío Beto no le sacan eso
de las manos?
Nuevamente les pregunto a los que comprenden el código y los
derechos ¿no hay garantías para los que no tenemos plata? La clase
social baja siempre somos los que pagamos los platos rotos…
Es por eso que me gusta hacer La Resistencia. Porque de igual
manera, resistiré.

Página 26. Reflexiones.
Escritos de Sergio Muller.
La masacre de tu querella.

Hay causas mal justificadas que tapan cagadas de estructuras armadas y jueces en consenso con policías densos, corruptos de turno que echan raíces dejando en cana a muchos infelices y hasta los condenan con penas muy duras. Hay fiscales gordos que solo fiscalizan que sus billeteras estén bien rellenas, que el saco, la camisa y la corbata estén bien doblados para que bien pulcros tapen las cagadas y los perejiles no zafen por nada. Porque hay tiroteo y gente atropellada, hay medios que ayudan a tapar cagadas pasando noticias para ser primicia, cambian la jugada buscando testigos que no vieron nada, eso es ayudar a tapar cagadas, si no investigan no les importa quién queda en cana total con esta pasan la semana. ¡Aquel no lo enfoques porque nos la caga! Dice que de cerca vio lo que pasaba, aquella llora desgarrada y los jueces ya tienen la causa bien justificada, pero treinta años no es una pavada. Entonces llega uno que la pilotea y aterriza, entierra todas sus cagadas. Así nos enteramos de ese pobre hombre que no hizo nada, que perdió su vida entre lo que amaba, perdió a su familia, solo lloraba a su último hijo que no lo pudo ver crecer, y a los jueces corruptos no les pesa nada ¡Qué justicia puta! Sos una cagada, y vos fiscalía sos tan puta como esa mentira y tan corrupta como la policía… Mirá qué desgracia que es mi vida, tener que escribir esta porquería que no es diferente a mi causa, solo que yo estoy en la preventiva que dicto otro juez que todo sabía.

Entre amigos enemigos.
La vida transcurre en un agujero negro donde nada es imposible. La máxima dosis de tensión ocurre en las noches donde se espera la picadura mortal. La parca se pasea por el pabellón como dueña de casa. El eco de sus pasos he aprendido a escuchar, aunque digan que es imperceptible yo los escucho retumbar, si hasta la veo vestida de raso negro como si estuviera de luto, esperando la inhumación del difunto. Sin embargo, siempre amanece y estoy vivo, me pierdo en conjeturas, en que el azar me pondrá frente a frente y me tranquilizo en las horas de insomnio, distendido en mi infierno personal de aprender a sobrevivir entre amigos, enemigos, traidores de turno, en horas sin cerebro ni razonamiento por la droga consumida. Es solo cuestión de estar atento parar arrancar primero en esta carrera de supervivencia sin copiloto, donde todo depende de uno mismo, para poder completar esta nueva etapa que me dio el bonus extra de mi mala suerte.

Página 27.
La voluntad de ser solidario. Por Los pibes de Marcos Paz.
En Argentina una de las cárceles más militarizadas es el penal de Marcos Paz, lo que allí se realizó no se había hecho en ninguna cárcel.
Es allí donde sucedió lo que voy a pasar a contarles.

Dentro del espacio que teníamos los estudiantes universitarios en el área de educación, donde nos juntábamos a estudiar y a tratar de hacer cosas con los demás pibes del módulo para dar una visión distinta de cómo realizar cosas para el bien de los demás y el propio, surgió una idea un poco loca, pero no imposible de realizar. Si bien no tenía la aceptación de la mayoría, igualmente apoyamos la iniciativa.

El proyecto “Ambiente libre” consistía en reciclar todo el plástico que se descartara. En el complejo, los muebles y todo tipo de utensilios son de plástico, hasta las bombillas para tomar mate son de ese material. Tienen una vida útil y se descartan (o sea van a parar a la basura).

Tuvimos la complicidad de un trabajador del área de asistencia social del módulo, que fue el nexo entre nosotros y las autoridades. Así comenzamos a transitar el largo camino hacia nuestro objetivo. Todo lo que se reciclara, se vendería y se donaría a algún colegio o comedor de la zona, donde existen bastantes carencias ya que se trata de una zona rural.

Y comenzamos a recolectar cuanto plástico se nos cruzara por el camino, de parte de las autoridades jerárquicas no había problemas porque de esa forma blanqueaban un poco todo lo malo que por esos días ocurría en el módulo. Pero el personal subalterno no miraba con buenos ojos que anduviéramos recorriendo los pabellones para realizar nuestra tarea. Así fue como todos los lunes y jueves pasábamos por los pabellones a recolectar todo lo que los pibes habían juntado para el fin común que nos habíamos encomendado.

A la semana de haber comenzado el proyecto de los ocho integrantes quedamos dos, los demás fueron trasladados al complejo de Devoto, pero de igual manera lo llevamos adelante y tratamos de alcanzar nuestro objetivo lo mejor posible.

Luego de tantas idas y vueltas se consiguió a quien donar todo lo recolectado, un colegio rural de la zona. Cuando se iba a realizar la donación, soy trasladado a Devoto. Me quedó un sabor amargo por no poder ver concretado el proyecto, pensando que quedaría todo en la nada, pero los muchachos que allí quedaron lograron el objetivo, la donación fue realizada y le dimos una mano a los que más la necesitaban.

Por eso en ese lugar donde los genocidas son amos y señores, pudimos demostrar que cuando uno quiere ser solidario no hay impedimento.

Página 28. Poesía.
En la ciudad del orden. A mis grasitas delictivas. Por Carlitos. noviembre 2012.
En la ciudad del orden
hay orden y hay seguridad.
En la ciudad del orden
¡no silba ni una “mojca” en la ciudad del
orden!
En la ciudad del orden
se oye el silencio de todos
pa’l chamuyo de bien pocos
de la ciudad del orden.
En la ciudad del orden
el amor es “lo que hay”
y el silencio “lo que te mantiene vivo”.
En la ciudad del orden
sólo hay órdenes para el orden
y puertas blindadas
que impiden el desorden.
En la ciudad del orden
sólo una puerta lleva al desorden
una puerta custodiada
por el orden.
En la ciudad del orden
estamos todos presos
por producir desorden.
En la ciudad del orden
no hay cárceles…
¡ES LA CÁRCEL!

Página 29. Música.
A ustedes les mienten igual que a mí. Letra de Portate bien.
NaaaaNaaNaaa NaaaaNaaNaaa NaaaaNaaNaaa
Al decir que la cumbia y el reggaetón
siempre tengan que hablar de droga
de tiros y de la maldita cocaína
diciendo que no hay futuro
que no hay progreso
que todos nosotros terminamos
en la tumba o en el cementerio.
NaaaaNaaNaaa NaaaaNaaNaaa NaaaaNaaNaaa
A ustedes les mienten igual que a mí
a ustedes les mienten igual que a mí
por qué siempre pensar que estamos derrotados
hasta cuándo seremos diminutos y
sustantivos
las cosas dependen de nosotros
las cosas cambian por nosotros.
Empecemos de abajo construyendo
aunque nos sigan mintiendo a ustedes les
mienten igual que a mí
a ustedes les mienten como a mí.

Página 30. Otras publicaciones.

EL GRITO.

La garganta la tenía seca de tanto llamar
sin respuestas.
Los oídos no querían escuchar
o más bien ignoraban los llamados
bronca y dolor sentía
impedido de pasar al otro lado.
Brotaba de color rojo
se escapaba entre sus manos.
Mareado cayó
como caen las gaviotas con su último vuelo al mar.
Una voz le decía: aguantá, ¡aguantá!
Era su compañero que lo sostenía
mientras el guardia ignoraba
a él se le iba la vida.

Marcelo Pereyra. 
(Estudiante de Derecho y Participante del Proyecto Literatura en Alas)
Mendoza-Argentina 2013.

-.-.-.-.-.-.-.-
“Literatura en Alas”… Vaya qué lindo el título de esta revista porque volar con la imaginación llevándola a la escritura es algo que sobrepasa cualquier obstáculo, cualquier muro.
Desde acá las alas nos envuelven para seguir resistiendo. No creemos que llegará el Mesías y nos regalará algo. Tengamos en cuenta que la educación forma parte del segundo escalafón después de los principios familiares (a nivel respeto).
Sé muy bien que estamos a distancia, pero esas alas llegan y esperamos que sea recíproco para poder seguir volando juntos y resistiendo juntos.

Norberto “Maikel” Romano.
Estudiante de la facultad de Filosofía y Letras.
Integrante del Taller Colectivo de Edición donde se realiza la revista La Resistencia.

La literatura es uno de los medios más importantes para que el ser humano manifieste su modo de pensar. La escritura y la oralidad han sido muy importantes para el desarrollo y evolución del ser humano, pero como sabemos a las palabras se las lleva el viento, más todo aquello que escribimos perdurará para siempre.
Hoy, desde aquí, nosotros, los que somos parte de La Resistencia, damos un afectuoso saludo a “Literatura en Alas” y nos llenamos de orgullo en saber que somos muchos los que nos estamos uniendo a través de la escritura para dar a conocer inquietudes, nuestros conocimientos, pero lo más importante para seguir adelante porque el que persiste, consigue.
Adelante, compañeros, nadie ha podido callar los pensamientos del ser humano.

Lucho.
Integrante del Taller Colectivo de Edición donde se realiza la revista La Resistencia.

-.-.-.-.-.-.-.-

Estimados amigos de «La Resistencia»:

Encontramos vivas en nuestras lineas, una concordancia de expresión de nuestras ideas, que descansan en la seguridad de haber encontrado el eco necesario para fortalecer nuestro vinculo, por ahora en sórdido silencio; esperando y reclamando la llegada «del día después».
La libre expresión escrita a través de la Oveja Negra, vulnera y traspasa los limites fijos de nuestro contexto, no se trata de una simple expresión verborrágica alegada a la razón comunitaria, sino en cambio, a difundir el néctar de nuestras ideas y pensamientos, los mismos que abrieron en nuestras mentes y que fueron capaces de segregar «el parecer de otros», sibaritas por cierto y que enarbolan el sentimiento de la igualdad del pueblo que nos une.
Hasta ahora, la Oveja Negra le escribe al amor, a la amistad, a la sociedad y a todo nuestro entorno, esperando de vosotros enriquecernos con el intercambio cultural que ostentan y otorgando lo que nuestra razón de carácter literario nos sugiere y que esperamos sea de su agrado, sirviendo como punto de encuentro y apoyo para transitar juntos este incipiente camino que nos propusimos recorrer.
No escapara a vuestro criterio que de forma tentativa deberíamos de objetivizar la óptica y canales a seguir, de ello depende la no disgregación de nuestro preámbulo; saber lo que se quiere, saber como conseguirlo y tener capacidad para hacerlo.

Staff Revista Oveja Negra:
Dir. Mauricio Martinez.
Jose Luis Tolelli.
Marcelo Pereyra.
Jose Luis Grájeda.
Claudio Pereyra.
Gonzalo Vargas.
Juan C. Gallardo.
Exequiel Malossi.
Participantes del Proyecto «Literatura en Alas».
Coord. Lucio Albirosa.

Página 31. Recetas.
Pócima para evitar el maltrato. Por Sergio Muller.
En una olla grande de fundición
colocar paciencia cantidad
necesaria
un poco de buen humor
una taza y media de tolerancia
una pizca de picardía
dos cubos de inteligencia
un corazón de alcaucil
tres clavos de olor
sales aromáticas a gusto
verter todo junto en la olla
revolver constantemente
con un palo de quebracho
grande
hasta conseguir una crema
uniforme.
Dejar reposar dieciséis minutos
hacerle oler a la persona maltratadora
y en el preciso momento en que
esté inhalando
darle un fuerte garrotazo en la
cabeza
y que se vaya a la reputa madre
que lo parió.
Contraindicaciones y advertencias: es sumamente efectiva.
OJO con la sobredosis puede ser mortal.

Ñoquis de ricota y zanahoria. Por Luis Esquivel.
Ingredientes:
• 350 grs. de ricota,
• 500 grs. de zanahoria,
• 300 grs. de harina de trigo 000,
• 1 huevo,
• 50 grs. de queso rallado,
• 5 grs. de sal.
Preparación:
Hervir las zanahorias hasta que estén bien blandas para poder volverlas puré. Mezclar con la ricota, el huevo, el queso rallado y la sal.
Agregar poco a poco la harina e ir amasando hasta conseguir una
masa que no se pegue en las manos. Dejar reposar por 20 minutos
en la heladera. Estirar la masa sobre la mesa y formar choricitos.
Cortar con un cuchillo según el tamaño deseado y dar forma de
ñoquis con un tenedor. Calentar agua con sal. Cuando hierva, añadir
los ñoquis hasta que floten y retirarlos. Se pueden acompañar bañados con una buena salsa boloñesa o solamente con un buen tuco.

Chiste gráfico. Un periodista entrevista a un jugador de fútbol con aspecto de anciano. «Y después de muchos años, hoy en el 2013, nos encontramos en el penal de devoto en una entrevista exclusiva a uno de los internos más antiguos del penal». «Disculpe, pero a mí me prometieron una condicional en el año 1970. Usted no me podría averiguar».

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Resistencia. Romper Esquemas y Sistemas Impuestos a una Sociedad de manera Totalitaria Excluyendo Necesidades de una Comunidad por proteger Intereses propios Abusando de los menos favorecidos.

Tira gráfica. Corpus man. Dibujo Fede Gude. Idea: Colectivo La Resistencia.
viñeta 1: camión de traslado.
viñeta 2: un abrelatas cortando una chapa.
viñeta 3: corpus man desde el interior del camión de traslado hace un agujero en el techo con el abre latas.
viñeta 4: corpus man queda trabado en el techo del camión de traslado porque el agujero es pequeño para el tamaño de su panza.

comentarios
  1. Susana Arenas dice:

    Excelente!!!!!!!!!!!!!

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